sábado, 26 de enero de 2008

UNO

Todo busca la hipnosis, el decorado luminoso de la noche en la cuidad grande, el sonido monótono de la música saliendo por los parlantes directo al cráneo, a la calle. Los televisores apilados encendidos en la vitrina mostrando los efectos de un electroshock en el cerebro, los cientos de rostros transformados por la droga, por el vicio. Es sábado, es de noche y la voz seductora de mi hipnotizador me dice; compra, entra. Me dirijo a la puerta de la primera discoteca que encuentro, pago y entro. Todo está oscuro, un sonido eléctrico, sostenido, vibra y retumba en mi pecho. Esto se prolonga por un tiempo con el que alguien pareciera estar jugando, los minutos se encogen y se estiran, rebotan, y de pronto todo estalla, una explosión de música y luces que se encienden y apagan al ritmo de los sonidos del tecno, la gente de manera estroboscópica grita baila salta, los vasos brillan, mi pierna no puede estarse quieta.
Pido un trago en la barra sintiéndome en mi elemento, todo sigue su curso, estamos a salvo mientras creamos que todo está saliendo a las mil maravillas, luego todo puede irse a la mierda y no nos daremos ni cuenta. Esta noche es una especie de revancha ridícula para con alguien que no merece ni un nombre, también es la manera más fina de decirme a mi mismo que soy una mierda, que mi conciencia apesta a kilómetros a la redonda.
El tipo me ofrece droga y acordamos el precio, voy al baño y enrollo uno de veinte, jalo y salgo. Adentro las luces giratorias iluminan de tanto en tanto los rostros en trance de hombres y mujeres que olvidaron que afuera las cosas no van muy bien, puede parecer una mirada pesimista pero yo se de lo que hablo. Hay una chica a la cual no puedo dejar de mirar. La tipa parece ser de otro planeta, del planeta en el que me gustaría vivir.

viernes, 25 de enero de 2008

A lo que vinimos

Décimo.



Emborracharme me parece una buena idéa, el alcohol y la música siempre me llevaron donde quise. Reviso mis bolsillos para saber como atraparte con una botella y así poder volver sin que ya nada importe. Que te quedara tu tierra y tus canciones en el habla, que las luces de la noche por tus calles se apagaran a mis espaldas, oscureciendo y borrando todo lo escrito en esta libreta inútil en la que intente siempre dibujar tu rostro sin conseguir mas que olvidarlo.

miércoles, 23 de enero de 2008

Rayuela

Noveno.


Trampas, todo consiste en hacer y saber poner trampas sin que te salten en los dedos o te dejen de cabeza, el mecanismo presciso para la presa deseada. Vuelvo a la calle y busco el lugar exacto donde adivino tus huellas, soy un cazador silencioso en medio del ruido de la mañana. Preparo mi trampa, la saco del bolso que hé comprado en un mercado de artículos usados, es un libro de Cortázar que a tu carácter taciturno le parecerá irresistible, lo dejo como al descuido junto a una botella de vino en el banco de una plaza, se que podrás olerlo sentirlo a kilómetros de distancia, yo me quedo atento y expectante leyendo versos junto a un árbol, no vaya a ser cosa que aparezcas de pronto por una de estas páginas.

viernes, 11 de enero de 2008

SLM

Octavo.


Las agujas de un reloj atravezando intentan giros que apunten en mi carne, un día, una noche
que he olvidado. Ahora hay números no escritos al borde de mis ojos y algo así como el maréo se apodera de mis manos. Anoto esto en mi libreta luego de que mi dedo recorriera los títulos de viejos libros ordenados en los estantes de una librria antigua en el centro de la ciudad. La verdad es que este me pareció un buen lugar para intentar comunicarte, pero ni las señales de humo de un cigarrillo encendido ni la antena que me cuelga del pelo con su alcance de larga corta mala onda, ni siquiera las palomas que envío como argollas, hán logrado persibirte lo más minimo. Claro que estás de otras formas, en otros estados en cada cosa que inveto como herramienta detectora de malditas presencias tan deseadas. Por ejemplo en algunos libros que tu ni siquiera has leido pero donde yo te he visto tan claramente que los he tenido que leer más de cinco veces. Miro el reloj, faltan pocos para las siete, están por cerrar la librería. Vuelvo al hotel leyendo en el autobus intentando ocultar el título del libro a los demás pasajeros.

lunes, 7 de enero de 2008

Temporada de caza

Septimo.


Huír como parte de una fórmula matemática, una ecuación imposible donde la incógnita, que es tu paradero, se ha entregado a las leyes de lo móbil. Suena un teléfono, se que prefieres la distancia, alguien llora al otro lado, para separar así de mi rostro la nostalgia, dejo caér la moneda, la peor violencia dices fué estarnos viendo. Háy niña los días las palabras conteniendo su posible fuga. En qué vuelo perdido viaja como polizonte lo amado?. Equivoco estaciones confundido y drogado, escribiendo la angustia que se me pega en los dedos que marcan nerviosos los números de un teléfono antiguo.
Todo esto me sombra, bién lo sabes. Ha terminado mi busqueda, comenzó la cacería.

sábado, 5 de enero de 2008

Calzados

Sexto.


Si de dudas se trata estas comienzan a aparecer en cada esquina no mas mirarme los zapatos. No son estos los que supieron de la experticia de saber como llegarte, estos fueron a otra parte.

viernes, 4 de enero de 2008

Despedida (Fito Páez)

Quinto.


Son extrañas coincidencias, momentos únicos que en una especie de magia logran un recuerdo. Por ejemplo el nombre de esta calle, lleva el mismo que una en la que viví de niño. La anoto en mi libreta, puede ser una pista, un rastro que de alguna forma dejaste por que en el fondo quieres que te encuentre. Crees en mi olfato, en mi poder deductivo pero no en mi voluntad para terminar cualquier trabajo. Yo también tengo más de una duda, debe ser la cantidad de gente que vió mis promesas romperse y que aparece en mi mente cada vez que me propongo algo. Por ejemplo ahora, que bajo las escaleras del metro de esta ciudad inubicable, son aquellos rostros los que se apoderan de todo lo que pienso, eso y una canción de Fito escuchada miles noches y yo sabiendo que te irías. Mala suerte, pero todo está atravezado por la suerte.