jueves, 27 de diciembre de 2007

La Calle

Tercero.


Comprendo que debo llevar un registro exautivo de todo lo que en esta cuidad desconocida te esté relacionado, una nube atravezando el cielo sospechosa o un telélefono público justo en medio de una plaza, cualquier cosa. Por eso compro una libreta y escribo el que si mal no recuerdo es tu nombre, una fecha y un signo de interrogación. Pensé que algo podría saber una buena botella de vino y me prometí pasar más tarde por alguna. Por el momento debía confiar en mi instinto y decidir en el cruze uno de los caminos. Mis pasos hacen por primera vez estos caminos, lo escribo en la libreta y entre parentesis el nombre de la calle. La calle es la misma, estoy seguro, sobre la que un día me contaste o leí en alguna parte.Todos son datos, nesesito un buen poema y saber como controlarlo. Hacia media tarde tengo en la libreta una que otra frase suelta y la numeración de una cuadra completa de la calle de los alfiles.

Hotel

Segundo

La luz que entra por la ventana es la de un sol extranjero, la ventana, la de un hotel entre las calles Pérez Maturana y calle de los caídos en una ciudad que prefiero no nombrar para no invocar todo aquello en lo que desearía no creer. Me acerco a la ventana para constatar a plena luz del día que estoy a más de 25 metros de altura y que desde aquí puedo contemplar una gran parte de la cuidad, pienso en las probabilidades de que mis ojos se detuvieran por un segundo en el lugar exacto donde has decidido esconderte. La pantalla de televición se enciende de forma automática cuando sin querer me siento sobre el control remoto que estaba en uno de los sillones de la sala. El pronóstico del tiempo, se anuncian posibles chubascos para el final del día. Llaman a la puerta para anunciarme que puedo bajar a tomar el desayuno abajo en los comedores o pedir que me lo traigan a la pieza, la segunada opción me parece demasiado triste así que opto por la más patética, tomaré mi desayuno en una mesa que estará junto a otras mesas, que estáran ocupadas por otros tipos que de seguro leerán el diario o hablarán del clima, intercambiarán opiniones sobre los lugares más interesantes para visitar, los recorridos imperdibles, lo buena moza que está aquella pasajera que viaja sola y se ve tan triste o alguna estupidez por el estilo,mientrás yo, en lo único que pienso es en el color que pintará tu casa o en el olor que tendrá tu cuarto. Una vez abajo y trás comprobar que mis pensamientos estaban siendo algo exagerados, ya que el comedor estaba casi vacio, pido una guia telefónica para buscar la letra de tu apellido comi si se tratara de la busqueda de una pista importantisima para resolver el gran enigma que envolvió a mi muerte. Veo con cierto estupor que casi la mitad de la guia contiene los nombres de posibles parientes de los primeros que como a ti llamaron. Tendré que salir y buscar tus huellas con mi olfato romántico y detectivesco.

lunes, 24 de diciembre de 2007

Aeropuerto


Primero.

Es increíble amor cómo seré de distraído, que he venido sin duda atrasado como siempre a recogerte. Tu avión de seguro hace rato que ha aterrizado y tú has salido y has entrado ya a esta ciudad que desconoces y yo ni siquiera me he dado cuenta. Seguro te has escondido sin querer tras tanto abrazo de despedida, tal vez has caminado despacio para sorprenderme y, al llegar a casa, encontrarme una vida ya hecha. Posiblemente ni siquiera era hoy cuando llegabas, así que salgo a esta ciudad que tambien desconozco y entro a una cabina telefónica. Marco un número al azar e increíblemente contestas tú diciendo que te disculpe, que olvidaste que hoy llegaba. No entiendo, olvido. En las correas de equipaje unas maletas giran hace rato.
Es mi nombre, el mismo que aparece cada tanto pegado a las maletas, el que me saca de todo este confuso pensamiento. Vienen de tu parte, es el tipo de comunicación que has establecido, como si la ruta solo fuera un cable telefónico y los mapas un tablero con el timbre de correos. El tipo ofrece llevarme lo más lejos posible de ti y yo algo así no puedo aceptarlo. Vuelvo a mirar la pantalla con el registro de vuelos salidos,saliendo, llegando, llegados por si en una de esas un error de la torre de control o en el tráfico aéreo nos ha confundido y separado. Que llamarás, que buscarás en registros hoteleros mi nombre, mi seña y yo solo queriendo decirte que no asustes, que esperes, que lo mejor que se hacer es buscarte,que soy un verdadero experto en soñar con que los dias retrocedan asustados lo malmuerto lo quemato.